Durante más de tres décadas Michiko Kakutani fue la crítica literaria más temida de Estados Unidos, sus enfrentamientos con diversos escritores de culto fueron míticas y hoy, con la publicación de su primer libro titulado La muerte de la verdad, hace una mordaz lectura del gobierno de Donald Trump y el resurgir del populismo mundial.
Hugo Alfredo Hinojosa
En París, a finales del siglo XIX, el escritor y simbolista francés Alfred Jarry estrenó su Ubu Rey, una obra medular y vanguardista de la historia del teatro europeo. La aparición de Ubu sobre los escenarios ocasionó el repudio literario de los críticos y el aplauso del público deleitado por la sorna política del inolvidable personaje que encarnaba a los protagonistas más despreciables de William Shakespeare, además de otros íconos relevantes de ese momento histórico en Francia.
Es justo con este ser simbólico del dramaturgo francés que Kakutani, otrora crítica literaria del New York Times, inicia su análisis del manejo y desaparición de la verdad en tiempos de Donald Trump: un Ubu Rey de carne y hueso que tiene como escenario al país más poderoso del mundo. Una nación poderosa a pesar de que el protagonismo geopolítico estadounidense va en declive, gracias a las estrategias de gobierno al más puro estilo del show business, el verdadero campo de acción del presidente de los Estados Unidos.
La muerte de la verdad, de Michiko Kakutani, plantea un panorama desalentador en torno a la pérdida de la democracia a partir de la corrupción de la verdad que no corresponde más a hechos verificables (la ciencia en todo caso ha perdido la batalla contra la sabiduría popular). En cambio, atiende a las necesidades partidistas del discurso político de gobernantes y líderes de opinión que definen una agenda de trabajo en aras de controlar a los seres “pensantes” (ese producto activo para las boletas electorales), sin importar ideologías ya sean de extrema derecha o de izquierdas radicales.
La reflexión de Kakutani retrata a la perfección las tendencias populistas de Latinoamérica y otras latitudes donde gobiernan figuras autócratas en potencia, que hacen del discurso su mejor arma para generar odio hacia el pasado inmediato como lo hace Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador y Nicolás Maduro. Todos ellos son mandatarios que hacen de la palabra su única estrategia para gobernar sin otro plan maestro que el discurso sensiblero por encima de la lógica, verdades a medias que lentamente se convierten en tradición que se enseña a las nuevas generaciones perdidas en ese extraño y validado universo de verdades múltiples e irracionales.
Para leer la entrevista completa ir a Confabulario