Paul B Preciado, una voz anarquista en la modernidad

 

Paul-B-Preciado
Photo Léa Crespi

 

El discurso de género es medular en nuestra sociedad contemporánea, para entender una nueva realidad humana e innegable, en un siglo que será necesariamente revolucionario

Por Hugo Alfredo Hinojosa

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Con la reciente edición de Un apartamento en Urano, Paul B. Preciado retoma su universo conceptual y estético, para hacer una crítica a la modernidad y al mundo digital, así como a las tendencias sociales, políticas y religiosas llenas de atavíos ideológicos, vueltos fronteras que habitamos entre vaivenes de significados, como prisiones modernas llenas de falsos culpables. Con la aparición de sus libros Manifiesto contrasexual (Anagrama, 2002), Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría (Anagrama, 2010), el filósofo español y voz indiscutible de las discusiones de género contemporáneas, cuestiona las lógicas binarias y patriarcales de occidente que han reinado a lo largo de nuestra historia milenaria y que hoy, en vísperas de una revolución de catástrofes ambientales y paraísos tecnológicos sin control, se rehúsan a modificarse.

En este libro el filósofo aborda los temas y las preocupaciones medulares de la sociedad contemporánea, a la que considera de mentalidad decimonónica por abominar el discurso de género y la modificación del cuerpo, ese anticuado receptáculo de la divinidad. Con cada uno de sus ensayos hace una crónica que captura su viaje íntimo durante la reasignación de sexo, un cambio de paradigma, de protocolo personal irrepetible que forma parte también de este paraíso salvaje que es el mundo. Esta conversación narra algunos de los temas fundamentales que ocupan el cuerpo teórico de Paul B. Preciado, que hizo de la ruptura de estándares clásicos del pensamiento una vía hacia un nuevo saber que debe discutirse.

Hace un par de años Margaret Atwood declaró que la maternidad no deseada e impuesta por la moral del estado y la sociedad, es una forma de esclavitud hacia las mujeres. ¿Qué beneficios obtiene el estado sobre el cuerpo de la mujer y el producto, los recién nacidos?

La reducción del cuerpo de lo que históricamente hemos llamado mujeres, al útero con su función reproductiva, es la base de la explotación económica y política patriarcal. Cuando hablamos de la historia del capitalismo siempre hablamos de la máquina de vapor o de la industria textil, pero la mujer como útero es la máquina viva central del capitalismo. Mis colegas Toni Negri, Maurizio Lazzarato o Moulier Boutang hablan ahora de capitalismo cognitivo y ponen en el centro del proceso productivo la función semiótica, la producción de conocimiento. Pero el centro oculto del produce productivo capitalista global es la reproducción sexual y por eso las mujeres son objeto de violencia, desposesión y expropiación. Hasta que no liberemos los medios de reproducción de la vida, no podremos cambiar el capitalismo. Quizás se necesite una huelga mundial de úteros gestantes, una huelga de trabajo gestacional. En algún momento tendremos que decir basta a la farsa heteropatriarcal.

¿Qué valor tiene el cuerpo y la inocencia de los niños para un estado tecnopatriarcal? ¿Y qué podemos esperar de esta generación de recién nacidos que en 20 años serán voces de peso social?

No me interesa el niño idealizado como inocente. Del mismo modo que no me interesa la mujer idealizada como dócil o la madre como nutriente o amante. El niño es interesante como lugar de lo infra-político, cuya agencia y libertad no son reconocidos. En nuestras sociedades el niño no existe como sujeto político. Existe únicamente como objeto de la represión, del control y de la normalización, como objeto del mercado, al mismo tiempo que es utilizado instrumentalmente por las campañas religiosas o de extrema derecha para potenciar políticas anti-aborto o de restricción de libertades sexuales. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que nos conformemos con el voto a los 18 años en sociedades democráticas? ¿Si una adolescente de 16 años no tiene derecho a abortar, por qué carecería de derecho a votar? Me interesan los límites de la política tradicional: la rebelión de los niños y los viejos, de los adolescentes, de los tullidos y los tarados, de esos a los que la política tradicional ha retirado agencia.

¿Es un niño, adolescente o joven adulto queer un agente de violencia contra la fe religiosa sin importar la secta? ¿En este caso podría la iglesia transformarse para controlar inclusive esta naturaleza humana?

La iglesia no ha hecho otra cosa durante siglos que domesticar la agencia del cuerpo vivo, extraer potencia de vida de los cuerpos. Esta tarea comienza desde el momento del nacimiento, con la asignación de un sexo y de un nombre y no ceja hasta la muerte. La iglesia ha tenido una función estratégica en el patriarcado capitalista traduciendo la reducción del cuerpo femenino al útero y dando al cuerpo masculino legitimidad soberana. Silvia Federici ha analizado bien la importancia que tuvo para el despegue del capitalismo la erradicación de los saberes femeninos y paganos, así como de las prácticas africanas a través de la Inquisición. Esa tarea de expropiación y desautorización de cuerpos y saberes continúa hasta el día de hoy. Pero es una tarea que la iglesia o las iglesias no realizan solas. El Estado y las instituciones familiares y educativas persiguen el objetivo de transformar el deseo ingobernable de la infancia en un sujeto político dócil. Pero desde finales de la segunda guerra mundial estamos en una situación relativamente distinta. El mercado y los medios de comunicación se disputan ahora la tarea de domesticar y extraer capital vivo del cuerpo frente al estado y a los agentes disciplinadores tradicionales (Iglesia, estado e instituciones). El gran reto político de nuestro tiempo es inventar un organismo colectivo anarco-libertario, una gran alianza de cuerpo vivos más allá de las identidades impuestas por el capitalismo heteropatriarcal y colonial, que haga frente tanto al mercado como al estado, porque de otro modo nos encontramos como cuerpos individuales frente a las fuerzas predadoras de esas dos potencias de extracción de vida

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